El desafío de los audífonos intrauriculares
James nació con una audición muy reducida en ambos oídos. Durante su crecimiento, usaba audífonos retroauriculares para poder oír. Sin embargo, solía tener problemas para ajustarlos correctamente debido a la microtia (un desarrollo anómalo del oído externo) que padecía. Sus padres tenían que recurrir a medidas improvisadas, como usar celo, para que los auriculares estuvieran en su lugar. James recuerda aquella vez en la que su abuela le hizo un gorro con espacio para su audífono. Ni siquiera los esfuerzos bienintencionados de su abuela fueron suficientes para que los audífonos se mantuvieran colocados en su sitio.
En su adolescencia, tanto él como su familia comenzaron a interesarse por la reconstrucción de oído y descubrieron las soluciones de prótesis auditivas osteointegradas. Era el momento perfecto para que James se sometiera a una cirugía de implante, pues el grosor del hueso había aumentado y él estaba dispuesto a encontrar una solución adecuada para su problema.
“Leímos muchos folletos del hospital y buscamos información en internet” comenta su madre. A pesar de que la prótesis auditiva osteointegrada parecía prometedora, ella seguía siendo reticente. “Como madre, siempre estás pensando en qué es lo mejor para tu hijo y si eso será beneficioso o si funcionará como se espera”.
La solución de la cinta
A los 13 años, James decidió probar la solución de prótesis auditiva osteointegrada en una cinta elástica durante seis meses.
“Lo tenía puesto en casa y también me lo llevaba al colegio. Noté una diferencia radical entre los audífonos retroauriculares y la solución de prótesis auditiva osteointegrada incluso con la cinta elástica” explica.
Esta buena experiencia con el procesador de sonido en una cinta elástica hizo que James se decidiera por los implantes. Algunas de sus mayores preocupaciones eran si dolería y si habría complicaciones. Sin embargo, sus dolencias eran tan insignificantes que ni siquiera se tomó los calmantes que le ofrecieron los enfermeros. De hecho, volvió a casa el mismo día y no hubo ninguna complicación en el proceso de curación.
Manteniéndose al día con los estudios
Cuando le ajustaron los procesadores de sonido, hubo un gran cambio en la audición de James en comparación con la solución de la cinta elástica: según él mismo, el sonido era “más limpio y menos intermitente”. En el colegio, sus profesores y amigos también notaron la diferencia. James recuerda poder estar al tanto de las lecciones en clase. “Con el nuevo procesador de sonido hacía muchas más preguntas en clase porque podía escuchar con claridad a los profesores” recuerda.
Otro gran beneficio del procesador de sonido Ponto es la capacidad de experimentar audición direccional. “A menudo, cuando deambulaba por una tienda y mis padres me llamaban, podía escucharlos pero no sabía hacia dónde tenía que ir. Con la solución de prótesis auditiva osteointegrada, puedo identificar de dónde vienen las voces. También hace que sea mucho más fácil cuando conduzco con tráfico, ya que sé de donde están viniendo los sonidos."
Un jugador más
Como a muchos jóvenes, a James le encantan los videojuegos y no se puede imaginar su vida sin la comunicación digital.
Es aquí donde Ponto Plus y Oticon Medical Streamer marcan la gran diferencia. A través del transmisor puede conectar sus procesadores de sonido Ponto Plus a varios productos electrónicos. Por ejemplo, cuando saca al perro a pasear, utiliza el transmisor Oticon Medical Streamer para escuchar música en su teléfono.
“Suelo jugar a videojuegos con un compañero de clase en mi PlayStation y el transmisor me permite usar los procesadores de sonido como auriculares. Si mi teléfono suena o recibo un mensaje, el sonido de la PlayStation se corta para que pueda contestar a la llamada o responder el mensaje. Funciona prácticamente a la perfección”.
La voz del profesor
James está estudiando para ser mecánico y sus profesores utilizan el micrófono ConnectLine para que sus voces se transmitan directamente a su procesador de sonido. Esto también tiene otros beneficios tal y como James explica: “Puedo escuchar al profesor aunque no lo vea. El taller es una gran sala y el profesor va de un lado a otro. Puede darme instrucciones y puedo transmitirlas a mis compañeros. De este modo, no tiene que gritar” comenta con una sonrisa.
Un impulso para la autoestima
La cirugía de prótesis auditiva osteointegrada no solo ha hecho que la audición de James mejore en muchas situaciones, sino que ha incidido en su seguridad. A día de hoy, James recomienda a todo el mundo que esté en una situación similar que pruebe Ponto con una cinta elástica para que comprueben los beneficios. “Siempre digo que estoy muy contento de haber tomado esta decisión y, sin ninguna duda, lo recomiendo” añade.