Hipoacusia en un oído
“Cuando experimenté hipoacusia por primera vez, el cambio fue tan sutil, que pensé que tenía el oído taponado temporalmente o que se me pasaría rápido. Al principio, me cambié el teléfono de oído y seguí con mi vida, pero no recuperé la audición. No podía imaginarme que la causa era un neurinoma del acústico y que a las ocho semanas del diagnóstico sufriría una pérdida auditiva unilateral”. explica Kris.
“La hipoacusia en un oído es una experiencia que deja huella. Es tan desolador... Nadie se da cuenta de tu discapacidad y esperan que actúes como si nada. Y no es posible.
Lo más difícil fue traer a mi hijo Parker del hospital a casa, y saber que no podría escucharle. Fue descorazonador no saber si mi hijo estaba llorando y necesitaba a su madre.
También me resultó difícil aparentar normalidad en público, incluso con los amigos. Continuamente intentaba averiguar en qué lado sentarme o dónde situarme para poder escuchar y participar en la conversación. Sonreía y asentía sin saber lo que estaban diciendo. Sentía que la gente estaba harta de oírme preguntar, “¿Qué?” “¿Cómo?” y estaba tan cansada de intentar integrarme que dejé de preguntar”, continúa Kris.
“Memorizaba las respuestas. Si iba al supermercado, sabía que siempre me preguntarían si prefería bolsa de plástico o de papel para la compra. Así que me adelantaba a la pregunta o tenía la respuesta lista si me preguntaban antes. Tenía un bebé y, como es normal, la gente me paraba constantemente para verlo y hacerme preguntas. Así que tenía las respuestas preparadas antes de que me preguntaran: “Es un niño y tiene seis semanas”. “Se llama Parker”. “Es mi primer hijo”. Otras veces, la gente me hablaba por el “oído malo” y se quedaban mirándome a la espera de una respuesta. Seguro que pensaban que era una maleducada.
Cuando iba en el asiento del copiloto en el coche con mi marido, me resultaba muy complicado escucharle. Se me cansaba el cuello de girarlo para intentarle oír. Fue un alivio tener mi procesador de sonido Ponto Pro. Aún me giro automáticamente para escuchar con mi oído “bueno” y tengo que recordarme a mí misma que ya no hace falta”, dice Kris.
Mi tratamiento Ponto
“Recibí mi procesador de sonido Ponto Pro cuatro meses después de someterme a la cirugía. La intervención quirúrgica fue muy sencilla. Solo tuve que ocuparme de la herida mientras se curaba y me colocaron el procesador de sonido Ponto Pro tres meses después.
Cuando me puse por primera vez el procesador de sonido Ponto Pro, me sentí como un niño cuando llega la Navidad. Me eché a llorar. Solo quería salir y que la gente me hablara. No podía creerme que pudiera escuchar sonidos con el oído afectado por hipoacusia. Me sorprendían sonidos que había olvidado que existían. Después de tan solo un año, había olvidado muchos de los sonidos diarios que la gente con audición normal escucha continuamente. ¡Estaba tan entusiasmada que le di un abrazo a mi cirujano!”
El reencuentro con la libertad
“El mero hecho de saber que ya no tengo que compensar mi falta de audición me hace sentir tan libre... Ahora puedo oír los sonidos que emite Parker cuando le abrazo y le doy de comer. Puedo oírle cuando se despierta o emite soniditos en el asiento de atrás del coche.
No te das cuenta de lo que te has perdido hasta que empiezas a escuchar de nuevo cosas como pasos, un chorro de agua o el sonido de las patas de mi perro cuando paseamos por la acera.
Al menos una vez al día, me tapo el oído funcional y me quedo alucinada con lo que puedo escuchar con mi procesador de sonido Ponto Pro. Es muy cómodo y lo llevo todo el día, excepto al ducharme. La mayor parte del tiempo, ni siquiera me doy cuenta de que lo llevo.
Nadie se da cuenta, pero estoy orgullosa. Me alegra responder preguntas sobre mi procesador de sonido Ponto Pro. Creo que es una tontería sentirse estigmatizado por llevarlo. Ha supuesto un cambio muy positivo en mi vida. Creo que la tecnología es increíble. Quiero compartir información para poder ayudar a personas como yo que podrían estar usándolo ahora” dice Kris.
Los comienzos
“Siento que el procesador de sonido Ponto Pro es necesario tanto para mi familia como para mí. Tengo 29 años. Tengo mucha vida por delante y sumirme en la oscuridad que supone no oír sería una desgracia, no solo para mí, sino para mi marido y mi hijo. Ahora mi marido no tiene que sentarse en un sitio específico, no tiene que hacer un esfuerzo adicional para confirmar que lo he escuchado. Tengo que recordarle, “Michael, no hace falta que me preguntes, ¡ya puedo oírte!” Incluso puede hablarme desde el otro lado de la habitación”, explica Kris.
Por qué elegí el procesador de sonido Ponto Pro
“Busqué mucha información y tardé en decidirme uno o dos meses hasta que elegí el procesador de sonido Ponto Pro. Al dedicarme a las ventas en el sector médico, pensé que debía explorar todas las posibles opciones. No tome una decisión a la ligera, pues las prótesis osteointegradas son dispositivos implantados. Le dije a mi médico: “Quiero la tecnología más avanzada y novedosa que haya”. Al final, elegí el procesador de sonido Ponto Pro por sus resultados, facilidad de uso, mecanismo de anclaje y compromiso con los avances tecnológicos. Me gusta el diseño del procesador de sonido Ponto Pro y su facilidad de uso. Quería un dispositivo que pudiera tocar y pulsar el botón fácilmente. ¡Me encanta mi procesador de sonido Ponto Pro!
Le hablo a todo el mundo del procesador de sonido Ponto Pro. Formo parte de una comunidad en línea de personas con neurinoma del acústico en el sitio web de la Acoustic Neuroma Association. Soy una de las primeras personas en utilizar el nuevo procesador de sonido Ponto Pro.
Oigo tantas historias de los miembros de mi comunidad sobre los problemas que han tenido con otras prótesis osteointegradas, como tener que enviarlas a reparar o lidiar con problemas de retroalimentación. ¡No se creen que no tenga ningún problema con el procesador de sonido Ponto Pro!”
Confianza en el trabajo
“Trabajo como comercial en una empresa de dispositivos médicos y volveré pronto al trabajo tras mi baja maternal y de recuperación. Hace tan solo unos meses, no tenía ni idea de cómo podría regresar al trabajo y desempeñar mis funciones. Mi dispositivo de sonido Ponto Pro refuerza mi confianza a la hora de hacer mi trabajo correctamente.
Creo que todo este proceso me ha ayudado a comprender que la hipoacusia no es algo a lo que te enfrentas cuando eres mayor. Nunca sabes qué camino tomará tu vida. Tienes una sensación de irreversibilidad tan fuerte cuando te dicen que te vas a quedar sorda... Parece algo permanente y es muy desconcertante. Saber que tenía una opción me dio esperanzas para seguir adelante. Si mi historia sirve para aliviar los temores de los demás y concienciarles, me doy por satisfecha”, concluye Kris.