Los primeros síntomas de mi pérdida de audición
“Perdí gran parte de la audición por el oído derecho en la adolescencia; se trataba de una pérdida de transmisión. Pero era joven y me adapté. Me sentaba en un determinado lado cuando hablaba con alguien para poder oírle con mi oído funcional y simplemente se convirtió en algo natural para mí; una forma natural que he sobrellevado.
Durante los últimos cinco o seis años, la audición de mi oído derecho empezó a disminuir notablemente. Empezó a afectar a mi vida profesional y personal. Soy padre de seis hijos, y cinco de ellos son niñas con voces suaves y afables. Tener una conversación o establecer cualquier tipo de comunicación cada vez me resultaba más difícil”, explica Robb.
“Sé que las relaciones se basan en una buena comunicación. Cada vez era más normal que no me enterara siempre de lo que se hablaba. Asumía cosas y suplía las carencias para compensar lo que no oía. Llegó un punto en el que cometía muchos errores de comunicación. Pensaba que lo oía todo y no era verdad.
Cómo me di cuenta de que debía actuar
Fui consciente en una conferencia de ventas. Mi mujer y mis hijos habían venido y estaban afuera, en la piscina. Salí afuera durante uno de los descansos y mi mujer estaba hablando con una mujer que no conocía. Me dirigí hacia ella y me uní a la conversación. La mujer era, de hecho, alguien que había venido con mi empresa, pero era de otro departamento. Pensaba que la conversación se estaba desarrollando con naturalidad. Llegados a un punto, no pude oír con exactitud lo que ella estaba diciendo y asumí que me estaba preguntando sobre mi trabajo. Tras hablar durante unos minutos, me miró y me dijo medio bromeando, pero lanzando un mensaje muy claro: “Deberías realizar la prueba de audición 101”.*
Me sorprendí e incluso me inquieté un poco. Nunca le había hablado a nadie en el trabajo sobre mi pérdida de audición. Solo mi familia y amigos más cercanos lo sabían. Siempre me las había ingeniado para sobreponerme y adaptarme”, continúa Robb.
“Después de aquella conversación, empecé a considerar la posibilidad de que podría beneficiarme de una solución de prótesis auditiva osteointegrada. Hace dos años en una revisión médica, mi otorrinolaringólogo me había animado a plantearme el uso de una solución de prótesis osteointegrada. Había algo en la naturaleza permanente de esa opción que me hizo dudar. La intervención, que sabía que iba a ser menor, no era lo que me preocupaba. Supongo que lo que me preocupaba más era el hecho de aceptar que ya no era capaz de adaptarme ni sobreponerme a mi pérdida de audición como en el pasado. Era muy duro darme cuenta de que existía la posibilidad de que necesitara ayuda. Una ayuda tan permanente y, como pensé entonces, tan visible”, comenta Robb.
“En lugar de ello, mi médico intentó manipular los huesos de mi oído para ver si podía mejorar mi situación. No funcionó y empecé a sentirme cada vez más frustrado y exhausto intentando oír a la gente. La comunicación con mi hija mayor era especialmente difícil. Tiene un tono de voz que no podía oír en absoluto. Después de pedirle que me repitiera por tercera vez lo que me había dicho, me contestaba: “Da igual”. Me di cuenta de que era muy frustrante para mí, pero también para mi mujer e hijos.
Mi médico había utilizado soluciones de prótesis auditiva osteointegrada en sus pacientes durante años y estaba seguro de que podrían tener efectos positivos en mi situación. Su consulta estaba adoptando el nuevo sistema Ponto cuando me planteé actuar de acuerdo con sus recomendaciones. Había escuchado muchos comentarios positivos sobre el sistema Ponto como que el sistema Ponto era la “nueva generación” de soluciones osteointegradas. Me di cuenta de que era un paciente que podía optar por una tecnología innovadora”, explica Robb.
A la vanguardia de la tecnología
“Investigué un poco por Internet y me gustó lo que encontré. El diseño era ligeramente diferente, tenía un forma más ergonómica para adaptarse a las curvas del oído; no como la cajita que había visto en las anteriores prótesis auditivas osteointegradas que me había enseñado mi médico. También me gustó la tecnología Oticon dentro del procesador de sonido Ponto Pro. Es el procesador digital avanzado que se utiliza en los audífonos convencionales más avanzados. Me gustaron especialmente las múltiples funciones que ofrecía el procesador de sonido Ponto Pro como el “Aprendizaje del control de volumen” que se ajusta a diferentes situaciones de escucha y el micrófono direccional que me permite “concentrarme en lo que quiero oír”. También consulté a mi audiólogo, que estaba muy entusiasmado con la nueva tecnología de los procesadores de sonido Ponto Pro. La experiencia de Oticon en procesadores auditivos y su historial en innovación fue lo que me hizo decidirme. Era muy emocionante ser uno de los primeros en probar esta innovadora solución”, afirma Robb.
“La intervención quirúrgica se realizó con éxito y no tuve problemas en el postoperatorio. Estaba preparado para experimentar todas las ventajas que había escuchado sobre los procesadores de sonido Ponto Pro. Tengo que admitir que la adaptación fue increíble. Es difícil describir los que se siente al poder oírlo todo con tanta claridad. Podía incluso oír el sonido de fondo que la mayoría de la gente probablemente escucha todo el tiempo, pero que yo era incapaz de escuchar anteriormente. Era una sensación bastante increíble.
El día que me colocaron el procesador de sonido Ponto Pro estaba lloviendo. Mientras iba conduciendo a casa, podía oír el sonido de las gotas de la lluvia en mi parabrisas. Pensé: “¡Oh dios mío!, ¡puedo oírlo todo, hasta el más mínimo detalle!”
Una semana después de que me colocaran el procesador de sonido Ponto Pro, acudí a una reunión de ventas en una sala de reuniones muy amplia. La puerta que daba al vestíbulo estaba justo detrás de mí. Podía oír lo que estaba pasando en la reunión y lo que estaba pasando detrás de mí en el vestíbulo del hotel”, informa Robb.
Mirando hacia el futuro con confianza
“Es realmente increíble. Me sorprendí a mí mismo sentado en un sitio determinado para poder oír a toda la mesa y, entonces, recordé que ya no era necesario. Anteriormente, hubiera tenido que colocarme cuidadosamente e incluso entonces, hubiera tenido dificultades para oír. Gracias a los micrófonos direccionales de mi procesador de sonido Ponto Pro, oigo con más claridad en las reuniones y en los encuentros más prolongados y ruidosos. También es más sencillo oír mientras estoy conduciendo y los niños tienen la radio puesta o mi mujer me está hablando. Ahora podemos hablar fácilmente y la experiencia es más satisfactoria para todos nosotros.
Cuando lo deseo, puedo poner en silencio mi procesador de sonido Ponto Pro. Para silenciarlo, solo tengo que pulsar el botón de silencio. Es rápido y sencillo.
Volví a acudir a mi audiólogo para realizar modificaciones en el procesador de sonido de acuerdo con mis preferencias personales. Me gusta el hecho de que el procesador de sonido Ponto Pro pueda adaptarse a mi pérdida de audición y que, si mi audición cambia en el futuro, mi procesador de sonido Ponto Pro pueda reajustarse.
En lo que concierne a mis preocupaciones sobre si sería más visible con mi pérdida de audición, solo una o dos personas lo notaron. Me gusta la selección de colores disponibles en el procesador de sonido Ponto Pro. En principio iba a decantarme por el negro, pero al final elegí el marrón, que se parece mucho al color natural de mi pelo”.
Una parte natural de la vida
“Probablemente, puede que lleve un par de semanas llegar a acostumbrarse a la singularidad de oír todos los sonidos. Ahora, me coloco mi procesador de sonido Ponto Pro por la mañana y ya no tengo que preocuparme más en todo el día. He llegado incluso a meterlo en la ducha por error y acordarme luego de que aún lo llevaba puesto. Llevar mi procesador de sonido Ponto Pro ya es algo natural para mí. Casi se convierte en parte de ti, y ahora sé que eso es algo bueno”, concluye Robb.
* Prueba de audición 101: expresión estadounidense que se refiere a un entrenamiento básico para mejorar la capacidad auditiva.