Muchas intervenciones, ningún resultado
Con el paso de los años, Thersia Broodryk probó varias prótesis auditivas convencionales y se sometió a varias operaciones para mejorar su capacidad auditiva. Aun así, nada le había proporcionado los resultados que buscaba de forma desesperada. No podía probar prótesis auditivas convencionales en el oído derecho porque tenía el canal cerrado, por lo que solo había probado la prótesis convencional en el oído izquierdo y el Ponto en el derecho.
«Tengo problemas con mis oídos desde que era una niña. Estaban infectados de forma crónica hasta el punto de que mi tímpano derecho estalló. El daño fue tan grave que mi canal auditivo y el tímpano de mi oído derecho tenían grandes cicatrices, hecho que provocó que el tejido cicatrizado bloquease por completo mi canal auditivo», afirma Thersia.
El audiólogo de Thersia sabía que sería una buena candidata para las prótesis auditivas osteointegradas, ya que este tipo de sistema se utiliza para transmitir el sonido directamente al oído interno a través del cráneo, evitando por completo las cicatrices en el canal auditivo.
Para ayudarle a tomar la decisión y evaluar los beneficios, Thersia llevó un dispositivo de prueba con la ayuda de una cinta para la cabeza durante un mes. Al final del mes, estaba convencida de que era la solución que quería probar.
Bienvenida a la audición
En noviembre de 2013, una nerviosa Thersia fue sometida a la cirugía de implante, y en enero de 2014 le colocaron el procesador de sonido Ponto Pro. Aunque ya había disfrutado de algunas ventajas gracias al dispositivo de prueba, no estaba preparada para la calidad de sonido que le proporcionó la prótesis auditiva osteointegrada.
«La claridad del sonido que me rodeaba fue casi abrumadora. Mi reacción inmediata fue: ¡Es fantástico, puedo oír! ¿Por qué he esperado tanto? Poder oír es absolutamente maravilloso. Podía oír a los que hablaban detrás de mí, pasos en el suelo, el sonido de los neumáticos sobre la gravilla. Aprendí a escuchar de nuevo», afirma.
«Me preocupaba la anestesia, pero la cirugía fue pan comido. Me fui a casa al día siguiente y tuve las mínimas molestias. Sentía como si alguien me hubiese tirado del pelo muy fuerte. Durante el tiempo de cicatrización, a veces podía sentir el implante. Sin embargo, es fácil acostumbrarse y hoy en día ya no lo noto», afirma.
De las suposiciones a la comprensión total
Thersia ahora se siente más segura de sí misma a la hora de ponerse en contacto con otras personas. «Cuando todo el mundo habla en un grupo, no tengo que mirar para saber quién está hablando. Oigo perfectamente cuando alguien se acerca a mi mesa. Antes, tenían que tocarme para que me diese cuenta de que me estaban hablando. Puedo oír a mi familia incluso cuando estoy de espaldas, mientras que antes tenía que acercarme, girar la cabeza y mirar sus bocas», explica.
Su nueva capacidad auditiva es muy distinta a la de las situaciones previas a la colocación del Ponto Pro, época en la que Thersia siempre tenía que pedir a las personas que repitiesen lo que estaban diciendo en las reuniones sociales: «A veces me reía, aparentando que formaba parte de la conversación aunque no oyese ni una sola palabra», recuerda.
Debido a la mejora que el Ponto Pro ha supuesto en su calidad de vida, Thersia no duda a la hora de recomendarlo a otras personas. «¡Merece la pena! … Puedo oír a todas las personas que hablan en un grupo y no tengo que mirar para saber quién está hablando. Ya no estoy en mi propio mundo».
Cada céntimo invertido merece la pena
Además de la decisión de someterse a más cirugía, Thersia también tenía que sopesar las consecuencias financieras de este procedimiento, cuyo pago corre por cuenta propia en Sudáfrica. «Ahorré durante un año y medio pero lo que recibí a cambio supera la espera. Mi vida volvió. Puedo llevar a cabo mi trabajo con total confianza y puedo oír cada palabra que me dice mi marido, lo cual vale más que cualquier otra cosa».